Después de 14 años mi matrimonio no estaba pasando por su mejor momento. Bien es cierto que siempre había habido idas y venidas, subidas y bajadas, en gran parte por mis celos, pero en los últimos meses, todo se había ido al garete. En primer lugar porque ni mi mujer ni yo sentíamos esa pasión que habíamos tenido durante muchos años. Así que poco a poco todo se había enfriado.
La gota que colmó el vaso fue cuando mi mujer consultó el Historial de páginas visitadas en Internet y comprobó que había estado en varias páginas de contenido pornográfico. Ella durante un par de meses no me quiso decir nada. Pero claro yo notaba que ella no quería estar conmigo. Era la pescadilla que se muerde la cola. Ella no estaba conmigo porque le daba asco que visitara esas páginas. Por el contrario, yo como no tenía sexo con ella (pensaba que estaba con un compañero de trabajo) me dedicaba a visitar estas páginas. Cada vez son más las páginas que ofrecen esto, y uno no es de piedra. Estaba claro que la relación había entrado en una espiral muy peligrosa. Alguien lo tenía que parar.
Y fue mi chica la que una noche de domingo me lo contó todo. Como era lógico yo no podía negarlo, pero sí fue sincero con ella y la dije que a esta situación habíamos llegado por culpa de los dos. Nos dijimos todo a la cara, pero era el momento de empezar de nuevo. Yo tenía que olvidarme de visitar esas páginas, ella tenía que confiar en mí y volver a hacer la vida de pareja que nos llevó a ser la envidia de todos nuestros amigos. Carlos, ¿cuál es el secreto para llevar tanto tiempo? Siempre nos preguntaban.
Viajar y abrir corazón
Pues bien la primera medida que tomamos para volver a ser lo que fuimos, consistió en hacer un viaje a Barcelona. La Ciudad Condal siempre nos trae muy buenos recuerdos porque fue el primer lugar donde viajamos juntos. Aún recuerdo el viaje en tren por la noche. Mi mujer tiene allí a familia y con el dinero de becarios allí nos fuimos. Ahora ya era diferente. Los dos tenemos, por suerte, trabajo estable, así que decidimos irnos a un hotel. La verdad es que no quería jugármela y pedí recomendación a un amigo. Él no lo dudó. Me dijo que acudiera al Hotel Mercer en pleno barrio gótico. Un hotel de cinco estrellas de auténtico lujo que me iba a encantar. Y así fue.
Fue un fin de semana apasionante. Con visitas de nuevo a los lugares más emblemáticos de Barcelona, excepto a la Sagrada Familia, que no cogimos entrada porque es casi imposible con todas las visitas, pero por lo demás fue fascinante. Además la habitación del hotel era de 10, y tenía todo tipo de detalles. Era imposible que en aquel lugar no volviera a surgir la chispa de mi matrimonio. Y claro que surgió. No recordábamos tanta pasión en mucho tiempo. Fue la mejor forma de recuperar el tiempo perdido.
Por eso, si algún amigo me comenta que su matrimonio está en crisis yo le doy dos consejos. El primero que lo hable todo, que no se quede nada en el corazón ni en el estómago porque es muy complicado de vivir así. Y cuando todo esté fuera, es el momento de hacer un viaje romántico con tu pareja, de recuperar sensaciones de cuando eráis novios. Una vez escuche un consejo para mantener siempre viva la chispa de una relación. “Pensar que siempre somos novios”. Y lleva toda la razón.