Viajar en familia es algo precioso que no todos podemos hacer anualmente. Si cuando hablamos de un viaje en pareja ya se complica un poco la cosa teniendo que pagar todo por dos, imaginad cuando hablamos de familias con dos o tres niños… a veces es casi imposible. Por eso siempre he pensado que la opción del camping es algo que se adecúa más al bolsillo de la mayoría de familias, algo que se puede plantear casi todos los años si la economía no va del todo mal, mientras que eso de viajar a hoteles probablemente se puede hacer sólo en ocasiones muy, pero que muy especiales.
Tal vez por ese pensamiento compartido con mi pareja y porque a ambos nos encanta el campo, nuestra familia lleva años practicando camping en toda España. Hemos estado en Cuenca, Albacete, Alicante, Marbella, Cádiz, Cartagena, etc. Cada año un sitio diferente, hasta que conocimos un camping de lujo al que ahora vamos todos los veranos, una especie de resort adaptado al camping que ahora se conoce muy bien pen estos sectores como: glamping.
El Glamping es una maravilla porque tienes el lujo de los grandes hoteles a precios realmente económicos, tanto si decides alquilar una caseta de madera como si prefieres alquilar una parcela e ir con tu tienda de campaña o caravana.
Cinco años han pasado ya desde que empezamos a hacer glamping y claro, los empleados ya nos conocen porque saben que pasamos, como mínimo, quince días disfrutando de sus instalaciones. De hecho, nos hicimos muy amigos de la pareja que dirige el cotarro y este año pasado, cuando llamamos para reservar, nos dijeron que tenían una propuesta que hacernos.
Por lo visto habían decidido hacer una ruta por el sur de España para tantear cómo estaba actualmente el sector y nos propusieron que los acompañásemos. Al principio todo esto nos pilló un poco desubicados y no sabíamos qué decir, pero luego comprendimos que podría ser divertido viajar con ellos, dos familias juntas descubriendo diferentes campings del sur español. Visitamos Granada, Almería, Málaga, Cádiz, Sevilla, y Huelva, y como conclusión os diré que hay de todo, como en botica.
Campings de todo tipo
Decidimos que para hacer este viaje era mejor ir en caravana y evitar tener que montar y desmontar tiendas de campaña cada dos o tres días, así que alquilamos un par de autocaravanas en Caravanas-Cruz y nos lanzamos a la aventura. Ellos ya tenían previsto todo y habían alquilado parcelas para dos caravanas en la mayoría de los campings, menos en uno, que no tenían parcelas grandes y tuvieron que alquilar dos parcelas individuales.
La idea previa que tenían ellos, que son los expertos, era que en Granada, Cádiz y Sevilla íbamos a estar muy bien porque habían reservado en campings muy similares al que ellos dirigen, con todo lujo de servicios e instalaciones, mientras que en el resto de localidades era posible que los campings no estuvieran tan bien como deberían. Sin embargo, en todo hay sorpresas, y en esto no iba a ser diferente porque el mejor camping en el que estuvimos, tanto por trato como por servicios, fue un pequeño camping familiar ubicado en Almería.
Si bien es verdad que las instalaciones eran muy humildes, los trabajadores con su atención, y los dueños del camping con sus servicios, suplían de sobra esas carencias. Quizá, el mayor hándicap que tenían es la falta de un servicio de lavandería o algo similar. Probablemente, de haber estado en cualquier otro camping mis amigos no habrían dicho nada pero se portaron tan bien con nosotros demostrando que querían seguir en el sector y mejorar que antes de seguir nuestro camino, Ana, nuestra amiga, les recomendó que hablaran con Lavatur, la empresa que le lleva a ella el tema de la lavandería y con quienes está encantada.
Y es que era una pena que, con lo bien que lo estaban haciendo, perdieran clientes por algo así. De hecho a mí, por ejemplo, me habrían perdido. ¿Queréis saber por qué? Pues porque viajar con tres niños y no tener posibilidad de lavar la ropa en condiciones aceptables es algo que puede frenar a muchas familias como la mía.
Conclusiones
Los campings en los que estuvimos no están nada mal en la mayoría de los casos, pero no son mejor que el suyo de manera generalizada. Sí que es verdad que hay un par que, ofreciendo los mismos servicios son un poco más económicos, sobre todo en lo que a comidas se refiere, pues tenían menús más asequibles, pero por lo demás era todo muy similar.
Destacable sólo estaba el camping familiar de Almería, del que ya les he dicho que, en mi opinión, han de copiar la metodología de trabajo y la atención personalizada que ofrecen a sus clientes, porque era una maravilla y eso se aprecia. Otra recomendación personal que les he dado es que del glamping de Sevilla deberían copiar el servicio de animación infantil, es buenísimo, mis hijos tuvieron actividades todo el día, prácticamente de diez de la mañana a nueve de la noche, y sin coste alguno para las familias. Un plus perfecto para que los papis descansen un poco ¿no creéis?
Ahora, tras haber recorrido tantos campings, puedo deciros que me reafirmo en que viajar en familia es algo posible si nos ajustamos los cinturones un poco durante el año y somos realistas con nuestro presupuesto: si no podemos ir a un resort de lujo en Tenerife igual sí podemos ir al mejor glampling de la isla… ¿o no?