Hay pocas cosas que sean más bonitas en esta vida que la vida en pareja. Poder convivir con la persona a la que amamos es una de las sensaciones que no tienen precio en nuestra existencia y que, además, constituye uno de los grandes objetivos para una gran cantidad de personas no solo en sociedades y culturas como la nuestra, sino también en lo que tiene que ver con el resto del mundo. La verdad es que no se nos ocurre una cosa que sea más placentera y que nos haga tanto bien como pasar tiempo junto a la persona que nos ama.
Por desgracia, en España tendríamos que tomarnos más en serio todo lo que tiene que ver con la vida en pareja porque cada vez la valoramos menos. Hasta tal punto llega esta cuestión que, según una noticia que fue publicada en la página web de Ok Diario el 14 de febrero de este mismo año, más de un tercio de los españoles están solteros. Ya no solo es que tengan pareja y todavía no hayan dado el paso de mudarse con esa persona, sino que todavía no han empezado, por las causas que sean, a disfrutar de una relación.
Está claro que esto está haciendo que se reduzca el número de parejas que existe en el interior de nuestras fronteras. El diario El Confidencial nos habla, en una de sus noticias, de un asunto de lo más interesante: muchas parejas rehúsan vivir juntas puesto que no desean perder su independencia y porque tampoco quieren renunciar a la relación sentimental que mantienen con la otra persona. Lo más curioso de todo es que esta situación se da en parejas divorciadas que no quieren iniciar una nueva convivencia con otra persona, según se indica en la mismísima entradilla de la noticia.
La vida en pareja es una rutina que, cuando se pierde, conlleva pérdidas bastante importantes. Ya no solo es bastante posible que aumente la posibilidad de que alguna de las personas que ha visto rota su vida de pareja pueda coger una depresión, sino que es posible que nuestra situación anímica trascienda lo mental y llegue a lo físico. Los profesionales de Be You Salud, dedicada a cuestiones como la cirugía estética o capilar, nos han comentado que una parte importante de su clientela está compuesta por hombres que, tras la ruptura, empiezan a ver como crece la velocidad con la que su pelo se cae.
La verdad es que se trata de una cuestión bastante curiosa pero que responde a una cierta lógica. Cuando llega una situación como lo puede ser un divorcio o una ruptura, lo cierto es que la ansiedad o el estrés se apoderan de nosotros. Y está comprobado que este tipo de males afectan de una manera considerable a nuestro cabello, al igual que sucede cuando nos agobiamos en momentos complicados de nuestra vida laboral o momentos de un gran volumen de trabajo.
La vida en pareja, sinónimo de estabilidad
Precisamente por ese tipo de cuestiones siempre hemos defendido la vida de pareja, que es una manera de enfrentarse a la realidad de otra manera, siendo apoyados en todo momento y encontrando una manera por la que seguir trabajando, esforzándonos y sacando, en definitiva, a nuestra vida y familia hacia delante. La vida en pareja es sinónimo de estabilidad y la estabilidad es sinónimo también de salud mental, algo que es de vital importancia para hacernos felices y que, por desgracia, no todo el mundo puede tener.
Es evidente que, a veces, la vida en pareja se hace prácticamente imposible. No hay que intentar revivir algo que ya sabemos que ha muerto, pero lo que no podemos hacer tampoco es matar una relación a primeras de cambio si vemos algo que es mejorable. Nos entristece mucho ver cómo, año tras año, aumenta el número de personas que se divorcian. O también la cantidad de personas que, en lugar de tener un compromiso con alguien, prefieren un amor mucho más libre y que no requiera de ningún tipo de acuerdo verbal o compromiso. Eso, al final, genera una inestabilidad que termina por no ser positiva para nosotros.
Son muchos los problemas y las secuelas que nos puede dejar el hecho de romper con una vida en pareja. Aunque parezca mentira, la pérdida de cabello es lo que más habitual suele ser entre los hombres y eso, además, es bastante habitual en un país como lo es el nuestro. Y es que el cabello es una de las zonas de nuestro cuerpo que sufre más las consecuencias de nuestras decepciones y fracasos. Ojalá que nunca tengáis que contar algo parecido a esto en primera persona.