La salud de nuestra piel también es muy importante, no solo porque nos gusta tener una piel sana, tersa y radiante, sino también por las muchas funciones que cumplen dentro del funcionamiento de nuestro organismo.
Así, son muchas las rutinas de belleza, los hábitos de cuidado y los productos naturales que aplicamos a diario para mantenerla en estado óptimo. No obstante, quizá hay algo que no sabes y es que esta funciona como receptor y emisor de información, por lo que también se relaciona con algunas afectaciones psicológicas. Esto quiere decir que existen múltiples trastornos psicológicos y psiquiátricos que pueden afectar la salud de la piel.
La rama encargada de estudiar dicha relación entre mente y piel se llama psicodermatología, y es la que nos ayuda a descubrir los trastornos mentales que pueden estar detrás de ciertas problemas cutáneos, o viceversa, y ayudar a controlarlos y superarlos.
Para entender un poco más la función de esta psicología, hemos consultado a la experta en materia, la Psicóloga Patricia Sánchez Sainz de Aja, y aquí te contamos todo lo que aprendimos.
¿Cómo se relaciona la psicología, psiquiatría y dermatología?
Sabemos que la psicología y la psiquiatría son profesiones que tratan diversos trastornos mentales y que, entonces, la psicodermatología, trata a pacientes que presentan tanto sintomatologías en la piel como síntomas o trastornos psicológicos, que pueden estar guardando cierta relación entre sí. Dichos síntomas, pueden ser generados tanto por el mismo paciente, o pueden surgir solos, como consecuencia del trastorno psicológico.
Por ejemplo, están esos casos de pacientes con síntomas compulsivos, agresivos y que se manifiestan por medio de agresiones en la piel, lo cual lleva a ciertos síntomas dermatológicos. Así, se comienza a afectar su imagen corporal, lo que a la vez les lleva a sentirse deprimidos y avergonzados, agravando el cuadro psicológico, en un circulo vicioso que debe interrumpirse.
¿Qué enfermedades se pueden considerar psicodermatológicas?
En este grupo podemos incluir cientos de diferentes situaciones, que van desde aquellas detonadas por el estrés, hasta cuadros psicóticos que presentan síntomas dermatológicos. Así, encontramos los siguientes:
Trastornos psicofisiológicos
En este caso, los síntomas dermatológicos parecen haber sido detonado por factores psicológicos, emocionales y de estrés.
Así pues, los procesos fisiopatológicos que se encuentran involucrados se relacionan con la desregulación del eje neuro-endocrino-cutáneo debido a la activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal, relacionado con el estrés. Siendo que, la activación de este último, aumenta la estimulación adrenérgica y las citoquinas inflamatorias, generando cambios en el sistema inmunológico.
En otras palabras, el problema psíquico es el que desencadena la enfermedad cutánea, que a s vez nos lleva al ciclo infinito de estrés psicológico que describimos en el punto anterior. Los ejemplos más comunes de este tipo de enfermedades son:
- Psoriasis: Se trata de una enfermedad crónica que afecta la piel y se nota a nivel estético. Las personas que la sufren experimentan un deterioro en su calidad de vida y bajas emocionales.
- Dermatitis atópica: se trata de una condición crónica, caracterizada por lesiones en forma de eczema que generan picor. Asimismo, tanto la estética de los eczemas, como la tendencia a rascarlos, puede hacer que la persona se aísle socialmente por vergüenza, o que sean rechazadas en este ámbito. Así, la persona puede llegara a padecer depresión o ansiedad.
- Hiperhidrosis: Esta produce sudoración excesiva en quien la sufre, llevándole a un deterioro de su vida laboral y social disminuyendo, en consecuencia, la calidad de vida.
Procedimientos de la psicodermatología
Por lo general, los pacientes que llegan a estas consultas, lo hacen a razón de algún problema cutáneo que han notado. Por lo tanto, el primer abordaje que se le debe dar a la condición es netamente dermatológico, siempre atentos de escuchar la historia del paciente para poder identificar síntomas de algún problema psicológico que pueda estar desencadenando la sintomatología. Igualmente se debe hacer u estudio del caos en donde se incluyan también la situación psicológica y social del paciente.
De igual manera, se debe hacer un examen mental general, en donde se revisen los daños en la piel que despertaron la preocupación del paciente considerando lo siguientes:
- Aspecto y comportamiento.
- Discurso del paciente.
- Estado de ánimo
- Forma de pensar
- Percepción auditiva, visual y olfativa
- Presencia de alucinaciones
- Evaluación cognitiva general
Así, se podrá llegar al fondo del problema y comenzar con un tratamiento que ataque todos estos síntomas. Por lo que, en conclusión, la Psicóloga Patricia Sánchez Sainz de Aja explica que este tipo de psicología se vale de herramientas y conocimientos multidisciplinares en las áreas de dermatológica, psicológica y psiquiátrica, de acuerdo a las necesidades de la persona; todo para lograr el bienestar general y una mejora en la calidad de vida.