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No estoy casada: Derechos de mis hijos

Os voy a contar mi caso a ver qué os parece. Y es que he escuchado un montón de veces a mis amigos y a mis conocidos decir que antes de decidir tener un hijo, parece que ahora está muy de boda, es conveniente casarse, por el bien del menor. Lo curioso es que cuando cada vez son menos las parejas que optan por unirse en matrimonio, por eso no entiendo por qué me dicen esto. Por ello, me puse a investigar y creo que se trata de una afirmación que no es del todo cierta.

Ya sabemos que la Constitución dice muchas cosas y no todas ciertas. Pero si acudimos a ella nos dice en su artículo 39,  “la igualdad jurídica de los hijos, sea cual sea el estado civil de los padres». Pero según me han dicho a mí lo que realmente identifica a una familia es la existencia de vínculos paterno filiales o, al menos, un núcleo de convivencia parental, y en menor medida el estado civil de los padres. Y es que el matrimonio no modifica, restringe o amplía la capacidad de las partes, y los fines éticos y sociales que busca la protección a la familia transcienden que se constituya a partir de una relación matrimonial. Por ello, es irrelevante si la familia se ha constituido por ejercicio del derecho del 32 de la Constitución o por otro tipo de vínculo social. ¿Qué te parece?

De esta manera se puede afirmar rotundamente que no existe discriminación en derechos y obligaciones entre los niños nacidos de padres casados y los hijos de progenitores que no lo están. Sea como fuere el vínculo entre los padres, éstos tienen la obligación de cuidar, alimentar, educar y tener en su compañía a los hijos. Así, los hijos tienen el derecho a que se ejerza sobre ellos la patria potestad, sean o no matrimoniales, y entre las obligaciones de los padres se encuentra el deber de estar con ellos, cuidarlos, alimentarlos, etc.

Casados, menos problemas

Aun así, mi caso es muy particular. Porque después de estar durante 10 años conviviendo con mi pareja y de tener un hijo de cinco años en común. Un buen día decidimos casarnos. No somos creyentes así que lo hicimos por el juzgado. Lo primero que tuvimos que hacer es acudir al registro unos días antes, como se suele decir a echar la firma. Posteriormente realizamos una fiesta de lujo. No pedimos regalos, simplemente dijimos a nuestros invitados que acudieran con su mejor sonrisa que estaba todo pagado. Y la verdad es que así hicieron.

Fue un día para recordar. La verdad es que pasó muy rápido, casi no me acuerdo de nada. Afortunadamente contratamos a Hevia Fotógrafos, que son unos grandes profesionales y nos hicieron unas fotos con las que he recordado cada momento. Además son capaces de obtener esos pequeños detalles que ese día pasen desapercibidos, pero que a la hora de volver a verlo, te das cuenta de que fue un gran día.

La verdad es que no me arrepiento de haberlo hecho. Después de la boda he tenido aún menos problemas con los derechos de mis hijos. Incluso en lugares como guarderías o colegios donde me ponían más trabas al no estar casada, ahora con el libro de familia ya no hay problema.

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