La jubilación se ve como una etapa idílica, en la cual se van a abandonar las obligaciones del trabajo para empezar una nueva etapa libre y disponible para desarrollar aficiones y proyectos pospuestos, viajar o disfrutar más de la familia.
Pero no es oro todo lo que reluce. Como cualquier cambio importante en nuestras vidas, la jubilación puede ser una etapa dura y llena de desengaños si no sabemos a lo que nos enfrentamos.Tanto si nos enfrentamos a la jubilación como si lo hace alguno de nuestros mayores, debemos ser muy conscientes de las etapas por las que podemos o pueden pasar.
– Idealización. Es el momento previo a la jubilación. Muchas personas desean que llegue este momento en sus vidas para abandonar un trabajo que les ha restado mucho tiempo. Es importante tener nuevos proyectos e ideas que se desean realizar durante todo el tiempo libre del que se va a disponer.
– Luna de miel. Es el momento inmediato tras la jubilación. Se vive con alegría y euforia. Este sentimiento puede decaer considerablemente tras las primeras semanas.
– Decepción. Ocurre cuando el estado de ánimo y la actividad no se corresponden con lo esperado durante la etapa de idealización. Es el periodo más peligroso, ya que lo normal es sentir desánimo, tristeza o incluso depresión. Si es nuestro caso, debemos dirigirnos lo antes posible a la siguiente etapa. Si somos familiares de alguien en esta situación, nuestra misión consistirá en animarle a que realice actividades nuevas y busque motivaciones personales. Si se goza de buena salud, los trabajos comunitarios son perfectos, porque resulta gratificante ayudar a otros y nos sentimos útiles al poder ayudar. Es además una manera estupenda de conocer gente nueva.
– Reorientación. Ocurre cuando aceptamos que la jubilación no era tan ideal como esperábamos y empezamos a buscar nuevas metas y objetivos vitales, que pueden ir o no en la dirección de lo apuntado en el apartado anterior.
– Estabilidad. Se logra cuando conseguimos ajustar lo que esperamos de la jubilación y lo que obtenemos de ella.
Por supuesto que estas fases no tienen que darse ni en este orden ni tampoco en todas las personas, pero es algo que debemos vigilar para no verle la cara al lado más sombrío de la jubilación y así poder disfrutar de esta nueva etapa vital llena de nuevas posibilidades.