¿Habéis pasado ya por ese momento en la vida en el que, a pesar de que crees que tu visión sigue siendo perfecta, te das cuenta de pronto de que no lo es tanto? Yo acabo de vivirlo y no es nada agradable. Es una sensación extraña en la que piensas que no ibas a caer hasta dentro de muchos años, sobre todo si, como en mi caso, te operaste de miopía y pasaste de ver bastante mal a una visión prácticamente perfecta durante años.
Me operé la vista con cirugía láser cuando tenía 23 años cumplidos y por fin, después de usar gafas y lentillas indistintamente durante muchos años, conseguí guardar todo en un cajón y olvidarme de ellas. Sin embargo, llevo ya bastante tiempo notando que mi visión no es lo que era, nada alarmante por supuesto, pero me costaba ver los subtítulos de las series que normalmente veo en versión original y, por eso, sabía que algo estaba pasando.
La gota que colmó el vaso llegó la semana pasada, cuando una amiga me pidió que fuera al bautizo de su hija para hacer las fotos de la ceremonia. Cuando llegué a la iglesia y me asomé por la puerta, vi a un grupo de personas pegados al altar en la otra punta de la planta, yo no sabía quienes eran pero noté que una mujer me vio y se acercaba caminando hasta mí, así que esperé, y cuando ya estaba más cerca del final de la iglesia que del principio, conseguí reconocer a la cuñada de mi amiga. Conclusión, veo menos que “Pepe Leches”.
Astigmatismo
Tras una revisión en mi óptica de confianza Tu Visión Alcalá, descubrí que tenía astigmatismo. Atrás quedaron mis años de miopía, la operación que me hicieron, por ende, no me ha fallado, pero el astigmatismo ha hecho acto de presencia.
Esta afección de la vista, de la que no voy a daros datos técnicos porque tampoco nos servirían de mucho, se caracteriza por hacer que quien lo sufre tenga problemas para ver tanto de cerca como de lejos. Sin embargo, y crucemos los dedos, yo de cerca aún no he tenido problemas.
Lo que más rabia me da es que, según leo en muchas webs divulgativas, el astigmatismo puede aparecer a cualquier edad, incluso en niños, pero yo no puedo evitar pensar que tengo este problema porque ya no soy una jovencita, sino más bien una madurita con encanto.
Todo esto, unido a que en su momento me dejé mis buenos ahorros para poder evitar tener que seguir llevando gafas, lo único que hace es cabrearme y mucho. Ahora, si quiero volver a ver bien, debo volver a las gafas, a las lentillas o a la cirugía láser y esto último ni me lo planteo. No solo por el dinero, sino porque este tipo de operación no es cómoda y ya pasé por ella una vez, no tengo ganas de volver a tener esa incomoda sensación en los ojos durante tanto tiempo ni tener que depender de gotas de curación constantemente durante, prácticamente, tres meses.
Vista Cansada
Pero el mayor problema que veo a todo esto es que, como mujer que ronda los 40, es muy posible que en unos años aumenten mis problemas de visión con la “vista cansada”, algo que es común que ocurra debido al proceso natural de envejecimiento del ojo y que impide ver correctamente de cerca. En otras palabras, que entre el astigmatismo que parece ser que me ha afectado a la visión de lejos y la vista cansada que puede aparecer en pocos años y que me impediría ver con nitidez de cerca, me veo llevando de nuevo gafas para todo, hasta para respirar.
No obstante es algo a lo que debo acostumbrarme porque, lo que no voy a permitir es que mis ganas de ir sin gafas me impidan ver bien en cualquier contexto. Por ejemplo, en el parque con mis hijos, no quiero perderme ni un solo detalle de lo que hacen y para eso debo llevar puestas mis nuevas gafas.
He visto a madres y padres que no ven de lejos “tres en un burro” y, aun así, prefieren no ponerse las gafas para llevar al parque a sus hijos. Al final, siempre acaban preguntando a la que tienen al lado “¿ves a mi hija por alguna parte?” y a la otra persona, que a veces soy yo (lo que significa que veo mejor que ellas) teniendo que decirle donde está la pequeña que corretea de arriba abajo por todos los columpios.
Así que ya sabes, si tienes una edad, niños en casa, y tu vista ya no es la que era, revísala. No cuesta nada y puede darte mayor calidad de vida aunque, como en mi caso, estés harta de usar gafas.