Dicen que nuestro país está envejeciendo y eso significa que cada vez hay más ancianos y menos niños y esto es muy triste porque la población debe tener energía, movimiento y dinamismo, algo que, por desgracia, las personas mayores no pueden dar.
Mi madre, de 89 años, está ingresada en una de las mejores residencias de España porque su dependencia había llegado a tal punto que nos era imposible tenerla en casa. Necesita atención las 24 horas del día y eso es algo que, debido a nuestros trabajaos, no podemos ofrecerle. Se encuentra en esta residencia de ancianos en Barcelona y hace unos días recibimos una carta en la que nos preguntaban nuestra opinión sobre incluir a jóvenes voluntarios que fueran una vez por semana a hacer compañía a nuestros mayores y a mí me parece una medida estupenda.
Nosotros vamos dos veces por semana a ver a mi madre. Es como un ritual que hemos adoptado toda la familia. El miércoles por la tarde, tras salir de trabajar, cogemos el coche y vamos a hacerle una visita en la que hablamos, le contamos anécdotas de los niños y pasamos el rato con ella. Suele ser una visita corta porque al día siguiente trabajamos y los niños van al colegio, pero aun así nunca faltamos a la cita. Pero es lo sábados por la mañana cuando lo pasamos realmente bien. Siempre preparamos algo, y a no ser que mi madre se encuentre mal, lo ponemos en práctica todos juntos. La semana pasada mi hija pequeña se inventó un juego de palabras y estuvimos practicando con mi adre cerca de una hora. Lo pasamos bien la verdad. Pero me da muchísima pena comprobar cómo hay ancianos que apenas reciben visitas y, si las reciben, son de muy corta duración.
He leído que en Findlandia se ha puesto en marcha un proyecto, que ya tienen en Holanda, mediante el cual, jóvenes estudiantes tienen acceso al alquiler de estudios o pequeñas estancias dentro de las residencias de ancianos a precios muy asequibles a cambio de que dediquen alrededor de 5 horas a estar con esas personas mayores que no reciben visitas. Los jóvenes, organizan juegos, fiestas, pasan horas hablando con los mayores e incluso recurren a ellos buscando consejos sabios dada su experiencia. Me parece un proyecto precioso y no entiendo por qué nosotros no podemos hacer algo parecido.
Gracias a esta iniciativa los jóvenes pueden permitirse estudiar en otras ciudades donde el alquiler sobrepasa el presupuesto económico del que disponen y los ancianos reciben atención, cariño y compañía, algo demasiado necesario para algunos debido a la falta que tienen de visitas familiares.
Puede que sea verdad eso de que siempre somos la cola de Europa y vamos atrasados en todo, incluso en iniciativas, pero yo tengo esperanza de que el Gobierno que se está formando actualmente, en el que tienen cabida casi todos los partidos, cree proyectos como éste o parecidos que sirvan de ejemplo a nuestra sociedad al tiempo que muchas personas se benefician.