Cuando nos decantamos por irnos a vivir con nuestra pareja debemos de comenzar a tomar una serie de decisiones, cada día, que pasarán de ser unipersonales a ser consensuadas de forma compartida y es que desde el mismo momento en que entremos por la puerta de la vivienda, en la cual seguiremos el avance de nuestros años, ya con la compañía forma de nuestra novia o novio, las cosas cambiarán por completo.
Ya dejaremos de estar residiendo solos por lo que debemos de comenzar a pactar unas normas de conducta, las cuales no debería de ser complicado llegar a un acuerdo ya que somos pareja, pero el problema si que puede surgir a la hora de determinar el reparto de las tareas del hogar y es que, aunque esto no debiera ser así, la realidad es que muchos conflictos siguen partiendo de este punto. Sin embargo, este no es el punto más caliente en lo que a base de problemas se refiere, ya que, como en todo en esta vida, el dinero es el que se lleva la palma.
Aparentemente, vivir en pareja nos trae un sinfín de ventajas y es que desde que comenzamos la relación, a menudo surgen problemas de a que casa ir o a cuál no, sin embargo, una vez nos hemos mudado a un apartamento conjunto, todo esto desaparece. Una idea, la de convivir, que nos hace pasar más tiempo juntos, conocernos de una mejor forma, compartir los gastos de la casa, compartir nuestros gustos y aficiones con la persona que queremos… pero también saca a flote todos los aspectos malos, los cuales, han de ser superados con éxito por el bien de ambas partes y es que de lo contrario, la convivencia puede llegar a ser un infierno y más pronto que tarde, la relación se acabaría agotando y con ella, ambas partes se dejarían y distanciarían, en la inmensa mayoría de los casos, para siempre.
Para que esto no suceda o, al menos, se consiga minimizar al máximo posible, siempre se han de hablar las cosas y es que por muy pequeño e insignificante que sea el problema, si lo dejamos pasar comenzará a crecer de mala manera hasta llegar a un punto de no retorno. Esto es algo que debemos de evitar y para ello, tendremos que hablar las cosas, incluida la repartición de los gastos de la casa, una tarea para la cual os vamos a dar algunos consejos.
Por un lado, debemos de tener en cuenta cuales son nuestros ingresos, un apartado en el que aglutinaremos todas y cada una de las entradas de dinero en el hogar, desde los sueldos, hasta los rendimientos de productos financieros y otras inversiones pasando por ayudas y subvenciones u otro tipo de ganancias. Por otro lado, sumaremos los gastos, una partida que dividiremos en tres bloques en función de su importancia. Esto lo haremos para poder priorizar algunos pagos o compras en función de su necesidad básica y así podemos eliminar los gastos superfluos.
- Gastos fijos. Son los que no podemos prescindir de ellos bajo ningún concepto. Independientemente de su periodicidad, son pagos que han de hacer sí o sí, como el pago de hipotecas o alquileres, así como el pago de créditos.
- Gastos variables. Son los que tenemos que hacer para poder seguir cumpliendo nuestras necesidades básicas, por lo que no podemos eliminarlos, aunque si nos esforzamos, podemos reducir su cantidad. En este caso entrarían las compras en supermercados, pagos de recibos de luz, gas, teléfono, agua…
- Gastos prescindibles. Son aquellos de los cuales podemos prescindir en caso de necesitarlo por razones económicas. Aquí podríamos encontrar gastos en ocio, tabaco, compras innecesarias…
Además, debemos de tener en cuenta que aunque los salarios no suban, los precios de los bienes y servicios si que lo hacen, es por ello por lo que debemos de echarle un vistazo de forma habitual al índice de precios de consumo para saber de primera mano cual es realmente nuestra capacidad adquisitiva y si debemos de ahorrar más o menos.
Formas habituales de ahorrar en pareja
Hay muchas formas de conseguir ahorrar algo de dinero cada mes, una de ellas es muy conocida y se trata de no ir al supermercado con hambre o sin llevar una lista de la compra, ya que, de no hacerlo así, siempre compraremos más de lo necesario e indispensable, además de que acabaremos cayendo en la tentación de algún capricho. Otra de las formas es la de cambiar la forma de calentar nuestro hogar ya que, pasando del gas a los pellets, ahorraremos una gran cantidad de dinero desde la primera factura. Para ello, Pellets del sur nos ofrece los precios más ajustados en este campo y es por ello por lo que acudiendo a sus productos tendremos la garantía de haber comprado al mejor precio de mercado, siempre por debajo del gas y de la electricidad.