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Las ventajas de acudir a la clínica dental de toda la vida

Esta semana se nos han llenado los medios de comunicación de noticias acerca del escándalo de Vitaldent. Por hacer un chiste malo, parece que lo único que blanqueaban allí, presuntamente, no eran no eran solo los dientes de sus clientes. Pero lo curioso es que hace poco ya habíamos sido testigos de una quiebra en otra empresa dental similar, caracterizada por sus franquicias. De hecho, son muchos los que ya se preguntan qué va a pasar con otras cadenas de clínicas dentales de similares características. Al final, parece que la mejor solución sigue siendo volver a los centros de toda la vida, como puede ser la clínica dental Garriga, en Barcelona.

Y es que si lo pensamos bien, lo importante somos nosotros, los clientes. Nuestra salud bucodental está muy por encima de todo esto, y no debemos permitirnos quedarnos con tratamientos a medio hacer o perder el dinero ya invertido, como le ha ocurrido a muchos de los pacientes de algunas de estas franquicias en quiebra, que habían abonado parte o la totalidad del coste de sus tratamientos y que ahora no podrán ser realizados ni tampoco recuperarán la inversión que habían hecho. Imaginad el panorama, sin dinero y con la boca en mal estado.

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Lo curioso es que este tipo de noticias no las solemos ver acerca de las clínicas dentales de toda la vida a las que acudían nuestros familiares más mayores. Es un fenómeno que ha surgido a raíz de este tipo de cadenas que se han hecho famosas porque nos hacen creer que ponen al alcance de todos los bolsillos unos tratamientos que la Seguridad Social y la sanidad pública no cubren en España.

Pero no es oro todo lo que reluce. Al final, si te pones a hablar con sus clientes y comparas, no encuentras un gran ahorro. Te atraen a sus clínicas ofreciéndote unos precios muy bajos pero luego esos mismos se van incrementando. Ocurre como en muchas peluquerías a las que entras porque ves que anunciado el corte de pelo por 10 euros y luego acabas pagando 30 porque te suman el precio del champú, te preguntan incluso si quieres acondicionador, no te peinan ni te secan el pelo después si no pagas e incluso hasta por echarte un chorro de laca has de abonar casi tanto como el precio del propio bote.

Pues con este tipo de clínicas dentales sucede lo mismo. El precio es prácticamente igual al de los centros de toda la vida y el trato recibido no es ni de lejos el mismo. Es más, ni siquiera tienen la misma calidad sus tratamientos. Hay que pensar que si una clínica lleva toda la vida en tu barrio y ha sobrevivido incluso a la proliferación de estos centros que dicen ser low cost, es porque lo hacen bien y tus vecinos consideran que merece la pena pagar.

Y es más, si tienes un seguro médico con cobertura bucodental, es posible que las visitas te salgan totalmente gratuitas o no tengas que abonar la totalidad de la consulta. Y en caso de tener que pagar un tratamiento caro, también es posible buscar fuentes de financiación, e incluso ellos mismos te las puedas facilitar.

Una de las ofertas de las franquicias era la posibilidad de financiar tus tratamientos, según ellos, sin intereses. Pero no era del todo cierto, ya que sí se encarecían. Pues buen, para financiar un tratamiento en un clínica dental de las de toda la vida también podemos acudir a un banco y pedir un crédito personal, en caso de que sea mucho. E incluso muchos son los centros que asumen el coste total y que nos permiten ir pagándolo en cómodos plazos confiando simplemente en nuestra buena fe, algo que no harían en una franquicia, ya que es un negocio mucho más impersonal. En las clínicas de siempre saben que deben tratar bien a sus pacientes para que estén contestos y vuelvan.

En definitiva, no nos dejemos convencer por publicidad engañosa, de la que estamos viendo tan malos resultados, y acudamos al dentista de siempre, por el mismo precio en realidad, y donde nos ofrecerán un mejor trato y con las mismas o mayores facilidades, si cabe.

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