A veces, animar a los niños puede ser realmente complicado. Tengo una hija, de 9 años, que este año debería haber aprendido los tipos de animales que hay en el mundo. Yo no soy profesora y probablemente este tema tendrá un nombre más técnico que “tipos de animales”, pero al final lo que necesita comprender es eso así que no voy a andarme con rodeos: no lo entiende.
Este verano, su profesora ha pedido un trabajo voluntario que ella va a hacer, por supuesto, y es un mural con fotos y dibujos de animales clasificados según del tipo que sean: mamíferos, anfibios, carnívoros, invertebrados, reptiles, etc. El caso es que yo he intentado explicárselo todo para que vaya recogiendo imágenes de revistas, o vaya haciendo dibujos, pero no lo entiende y su amiga Ana, que va a su misma clase y también está haciendo el trabajo, se rio de ella la semana pasada en el parque.
A ver, todos sabemos cómo pueden ser los niños de crueles y ni Ana ni mi hija son una excepción. Ellas son niñas, y como tal meten la pata así que aunque su mamá le haya explicado a Ana que no debe reírse de que mi hija no entienda aún las diferencias, el daño ya está hecho. Y quiero dejar claro que ni Ana ni mi hija son ni mejor ni peor que cualquier otro niño, aunque haya pasado esto.
El caso es que estuve pensando en cómo ayudar a mi hija, ya que por mucho que le explique, y aunque parezca entenderlo, luego demuestra que no lo ha comprendido del todo porque mezcla peces con anfibios y lo de los mamíferos no termina de metérselo en la cabeza. Por ejemplo, no entiende que un pez es un animal vertebrado pero una medusa no. Su cerebro hace mala conexión ahí porque piensa: si el pez vive en el agua y es vertebrado, pues la medusa también. Y del mismo modo piensa que, si el pez no es mamífero pero el delfín sí lo es, es imposible que un perro también sea mamífero. No le cuadra y lo entiendo, porque visto todo con una mentalidad de 9 años la cosa es compleja.
Al final, tuvimos una idea: fiestas de animales. Vamos a hacer una fiesta sobre animales cada viernes, con sus primos y un par de amigos muy allegados, en las que cada uno tendrá que venir disfrazado de un animal que pertenezca a una tipología concreta, la que toque ese día. Por ejemplo, este próximo viernes es la fiesta de los animales carnívoros, así que deberán investigar qué animales carnívoros hay, elegir uno, y hacerse o conseguir un disfraz.
La idea me parece magnifica, pero no tanto las manualidades porque soy malísima con ellas así que personalmente prefiero comprar este tipo de disfraces de carnaval de animales cada semana, aunque me salga la cosa un poco más cara.
Mi hija este viernes irá de leona y ya hemos elegido el animal y el disfraz también para la fiesta de la semana que viene, la de los animales mamíferos, porque irá disfrazada de gatita.
Cuidado con los seres mitológicos
El problema llegó ayer cuando la niña me preguntó que en qué fiesta de animales podría disfrazarse de unicornio, que qué tipo de animal era ese. Por un momento estuve a punto de decirle que podría disfrazarse de unicornio en la fiesta de los animales herbívoros, o en la de los mamíferos, o en la de los vertebrados, pero luego pensé que si no le decía la verdad iba acabar liándose aún más.
Al final tuve que declarar la organización de una última fiesta más, la de los animales mitológicos y/o mágicos, porque ella quería disfrazarse de unicornio a toda costa, y le dada igual que no existiera realmente.
El listado completo de disfraces será el siguiente:
- Fiesta de animales mamíferos: gatita
- Fiesta de animales carnívoros: leona
- Fiesta de animales herbívoros: elefante
- Fiesta de animales invertebrados: guano
- Fiesta de animales vertebrados: perrito
- Fiesta de animales anfibios: serpiente
- Fiesta de animales ovíparos: pingüino
- Fiesta de animales vivíparos: monito
- Fiesta de animales mágicos: unicornio
Y esa será la última fiesta antes de que empiece el curso de nuevo así que ya no da tiempo para más.
Extra: los adultos, quienes tenemos cierta envidia al respecto, vamos a dejar a los peques un día con tios, o abuelos, para disfrutar de una pequeña fiesta medieval con todo lujo de detalles. De hecho, va a estar tan bien ambientada que hasta hemos alquilado los trajes en Evil Tailors.
Aprender jugando
Y es que siempre he pensado que lo mejor para los niños es aprender jugando. Al final, si los sientas delante de un libro de ciencias y les dices que se estudien la definición de cada tipo de animal lo harán, mejor o peor pero lo acabarán haciendo, y aprobarán el examen, pero eso no significará que lo hayan aprendido. La idea es la siguiente: por qué estudiar las partes de la mariposa con un dibujo en la pizarra si podemos ir al campo a ver mariposas de verdad y luego dibujar nosotros mismos la mariposa para escribir las partes de su cuerpo señalándolas con una flecha y el nombre en nuestra creación.
Lo que quiero decir es que el niño activo, que busca, indaga, se divierte y aprende se quedará con las cosas nuevas que ha aprendido y las interiorizará, mientras que el que se ha aprendido de memoria un párrafo para aprobar el examen, olvidará todo en menos que canta un gallo y, además, lo más probable es que ni siquiera se haya parado a pensar en lo que está aprendiendo y, por ende, no lo habrá comprendido de verdad, solo se limitará a repetir lo que pone el libro como si fuera un loro.
¿Por qué aprender jugando?
- El juego permite aceptar y aprender de nuestros errores
- El juego permite asimilar los conceptos teóricos interiorizándolos
- El juego ayuda al desarrollo cognitivo de los niños
- El juego promueve el desarrollo afectivo de los niños
- El juego proporciona placer y felicidad.
¿Y tú? ¿A qué juegos estás dispuesta a jugar con tus hijos para que aprendan cosas nuevas?