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Las bodas, eventos pensados para comer mucho y bien

Adoro las bodas, no lo puedo evitar, pero no por el romanticismo que supuestamente conllevan y que siempre hace llorar a las abuelas sino porque es una fiesta en la que, normalmente, conoces a más o menos gente y es lógico pensar que lo vas a pasar bien. Puede parecer egoísta pero lo digo muy enserio.

La última boda a la que fui, de una amiga de la infancia, lo pasé en grande, tanto en la mesa como en el coctel y la posterior fiesta. Es un día perfecto para saltarte la dieta porque no paras de comer en todo el día, o al menos eso me pasa a mí. Llegas a la iglesia o al juzgado y aguantas el tirón hasta que acaba la ceremoniapara irte con la familia o los amigos a tomar una cervecita mientras los novios se hacen las fotos, una fotos que en la boda de mi amiga hicieron los de Filmworks pretendiendo que posáramos todos los invitados en diversas tomas, lo que no consiguieron porque la mayoría desaparecimos en busca de la ansiada caña fresca.

Luego llegas al lugar de la celebración y empiezas con las copas y el aperitivo del cóctel hasta que llegan los novios que alargan un poco más el inicio del convite hasta que cortan la cinta de inauguración que da paso al menú de boda en mesa de, mínimo, tres platos con entrantes y postre, no podemos olvidar la tarta nupcial. Una vez que tenemos la barriga bien llena empieza la fiesta, con más copas, y si te entra hambre siempre puedes picar algo de la mesa dulce: chucherías, cupcakes, pasteles y bebidas azucaradas para los más golosos. Y sigue la fiesta hasta que… a media tarde o por la noche (dependiendo del horario de la boda) empieza el tentempié puede ser de chocolate con churros o de cocas saladas. Al final llegas a casa pesando unos tres kilos más y pareciendo una bolita redonda pero… ¡y lo bien que lo has pasado!

El menú de boda perfecto

En mi opinión he de decir que no se peca nunca de exceso en este tipo de eventos, pero según los expertos debe haber un límite para todo y por eso he estado leyendo lo que supuestamente es el menú de boda perfecto.

Por lo visto, los aperitivos que más gustan actualmente son los vasitos de salmorejo con virutas de jamón, las croquetas de bechamel y las tapas variadas, eso en cuanto al cóctel porque en mesa lo que más se lleva es el tartar de salmón, el mousse de foie con manzana caramelizada y la cucharita de carpaccio de carabinero con huevas de salmón y caviar. Para continuar, un menú clásico de tres platos: primero, segundo y postre. La estrella siempre será el solomillo por dos motivos, suele gustar a todo el mundo y la carne es excelente. Otra apuesta segura es el cortador de jamón.

El champán es mejor servirlo durante el cóctel, a pesar de lo que os digan las mamás y los papás, aunque para brindar tampoco está mal.

Con respecto a los tiempos debemos tener claro que el banquete ha de ser relajado pero entretenido, lo que significa que el aperitivo no ha de durar más de una hora y la comida alrededor de hora y media. Si se hace interminable puede convertirse en una mancha oscura en vuestro día especial.

Conclusión: lo dicho, cuanto más, mejor.

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