El aumento de la esperanza de vida de las personas, cinco años de media desde el año 2000, podría conllevar también una afectación a peor de nuestra salud, ya que el número de personas que puedan sufrir diversas enfermedades a la vez irá en aumento, lo que hará que nuestra salud y calidad de vida se vea considerablemente afectada.
Los últimos años de vida de una persona van siempre acompañados de los cambios biológicos que ocurren a través del proceso natural del envejecimiento y damos por cierto que un deterioro de la salud bucodental es parte de este proceso natural. Nuestro cuerpo no permanece impasible al paso del tiempo y sufre sus efectos y consecuencias, pero también es cierto que muchas enfermedades bucales que padecemos y sufrimos se deben a no haber mantenido un control adecuado de la salud oral o a un cierto abandono de nuestros hábitos saludables como, por ejemplo, la higiene bucodental. Esta es la medida más básica y más importante para una boca sana y la antesala de la prevención de enfermedades bucales que a largo plazo puedan surgir, como pueden ser la pérdida de piezas dentales, el sangrado de encías, etc.
Las patologías o enfermedades bucales más frecuentes en la tercera edad, son las siguientes:
- Caries dental. Con los años suele ocurrir que las encías se retraen, debido a los daños causados por un cepillado muy agresivo o simplemente por la enfermedad de las encías, esto hace que las porosas raíces de los dientes queden mucho más descubiertas y expuestas y que cada vez seamos más proclives a contraer una caries. Esto unido a que a veces el consumo en la dieta de azucares y alimentos dulces aumenta con la edad, hace que la combinación de azúcar y almidón, como dulces, pasteles o magdalenas, aumente proporcionalmente la incidencia de caries.
- Enfermedad Periodontal. Es la principal causa de pérdida de piezas dentales en las personas ancianas, a causa de una infección en el tejido de las encías que sostienen los dientes. Destacan dos etapas en el desarrollo de la enfermedad periodontal, la etapa inicial o gingivitis, con encías irritadas o inflamadas y sangrado de encías al cepillarse. Si no se trata la gingivitis, esta avanza y da lugar a la periodontitis, en la que el hueso que sostiene los dientes se destruye, provocando la pérdida de piezas dentales. Se estima que más de la mitad de las personas entre 65 y 74 años padecen periodontitis.
- Xerostomía. Denominada comúnmente como boca seca. Se caracteriza por una reducción importante de la cantidad de saliva presente en la boca, lo que da lugar a tener los labios y mucosas de la boca secas y pegajosas, impresión de lengua áspera, descamada o con fisuras, sensación de ardor en la boca, pérdida de gusto, dificultad para tragar los alimentos, para hablar, etc. Este problema puede ser originado o incrementado por el consumo prolongado de determinados medicamentos, al mismo tiempo que trae como consecuencia negativa un mayor riesgo de sufrir caries dental, puesto que una de las funciones de la saliva es actuar como protectora y limpiadora de nuestros dientes.
- Candidiasis oral. Conocido comúnmente como hongos. Suele estar provocada generalmente por el uso de prótesis dentales unido a una deficiente higiene bucal, boca seca o por alteraciones endocrinas como diabetes, hipotiroidismo o carencias de vitaminas. Se reconoce por la presencia de puntos blanquecinos en la lengua y en la boca, aunque puede no presentar molestias por lo que podría llegar a pasar desapercibida.
- Cáncer bucal. Cualquier persona que presente alguna mancha de color rojizo o blanquecino en las encías, lengua, labios, mucosas o una llaga que no se cure en un periodo de dos semanas, debe realizar una consulta a su especialista en odontología, tal y como nos alertan los expertos de la clínica dental Icoa. Esto es así porque una simple herida o mancha puede significar que hay un problema mucho mayor y que, en muchas ocasiones, cursa sin síntomas. Hablamos del cáncer bucal.
¿Cuándo está contraindicado o no recomendado un implante dental?
- Pacientes con una deficiente higiene bucal, puesto que las bacterias existentes en la boca podrían dañar el implante.
- Enfermedad periodontal no tratada.
- Diabéticos no controlados, puesto que podrían tener problemas de cicatrización.
- Personas con problemas de coagulación de sangre no controladas, lo que podría ocasionar un riesgo de hemorragia.
- Pacientes inmunodeprimidos, personas tratadas con quimioterapia o radioterapia, drogadictos, alcohólicos, etc.
- En pacientes embarazadas, se deberá esperar a que finalice el embarazo.