El flemón dental, también denominado absceso dental, es una acumulación de pus causada por una infección bacteriana. La infección se origina en un diente, accede a la pulpa y llega hasta la raíz. Cuando este pus no encuentra salida queda en forma de depósito causando una inflamación en la encía y tejidos blandos.
Es una de las afecciones bucales más frecuentes y dolorosas, y aunque no reviste gravedad, sí es necesario tratarla rápidamente porque en caso contrario puede llegar a ser grave, por lo que se recomienda acudir a la consulta de un odontólogo lo antes posible. En este sentido, de todas las que existen, nosotros os recomendamos la Clínica dental David Alfaro y es que cuenta con un equipo de profesionales de alto nivel para realizar cualquier tipo de tratamiento dental con todas las garantías y la calidad necesarias, pues cuenta con la experiencia, la profesionalidad y la equipación que incluye los últimos avances tecnológicos en el sector bucodental.
Los síntomas del absceso dental pueden variar según la gravedad del flemón, siendo los más habituales:
- Dolor agudo y punzante. Generalmente aparece de forma repentina y suele comenzar con la masticación, para posteriormente manifestarse tanto en reposo como al morder o tocar la zona inflamada, irradiándose al oído, garganta… y convirtiéndose en un dolor continuo e intenso.
- Inflamación. La cara se inflama con el típico bulto de los flemones, pudiendo llegar a inflamarse los ganglios del cuello, mandíbula…
- Malestar general.
- Dificultad para comer y abrir la boca.
- Sensibilidad al comer o beber alimentos fríos o calientes.
- Mal aliento y mal sabor de boca, debido al pus y a las bacterias de la infección.
Entre las principales causas por la que se origina un flemón podemos citar las siguientes:
- Una caries no tratada o profunda que afecta a los nervios y vasos sanguíneos del diente.
- Necrosis o muerte del tejido que está dentro de la raíz dentaria.
- Un traumatismo que lesiona el interior de la raíz del diente.
- Enfermedad periodontal que afecta al tejido que rodea el diente.
Para diagnosticar un absceso dental el dentista examinará la pieza dental y la zona que la rodea, dando pequeños golpes en los dientes para comprobar que son sensibles al tacto y a la presión, además podrá realizar una radiografía del diente para determinar si la infección se ha extendido y una tomografía computarizada para estudiar el grado y amplitud de la infección. Según la afectación se distinguen los siguientes tipos de flemones:
- Absceso gingival: afecta solamente a las encías.
- Absceso periodontal: el flemón aparece en la parte del hueso que sujeta el diente.
- Absceso periapical: el flemón aparece en la pulpa del diente.
El tratamiento que disponga el especialista irá dirigido a eliminar la infección, por lo que puede indicar lo siguiente:
- Antibióticos. Con el fin de eliminar la infección.
- Para disminuir la inflamación.
- Analgésicos. Para tratar el dolor.
- Drenar el absceso. El dentista realizará un pequeño corte en el flemón para drenar el pus y lavará la zona con solución salina.
- Realizar una endodoncia. Para eliminar la infección e intentar salvar la pieza dental.
- Extraer la pieza dental. En el caso de que no se pueda salvar el diente y a continuación drenar el absceso para eliminar la infección.
Entre los principales factores de riesgo que pueden desencadenar un flemón dental se pueden citar:
- Una mala higiene bucal. Aumenta el riesgo de padecer caries u otras enfermedades dentales.
- Una alimentación rica en azucares, en la que estén frecuentemente presentes alimentos como dulces, golosinas, bebidas energéticas o azucaradas, refrescos… pues aumentan considerablemente el riesgo de aparición de caries.
- Boca seca. Igualmente provoca un aumento de riesgo de caries.
¿Cuál es la diferencia entre un flemón y una fístula dental?
Una fístula dental es una abertura en la encía de una vía de drenaje que el propio organismo crea para dar salida al pus de una infección que está dentro de la encía. Por lo tanto, la principal diferencia entre flemón y fístula dental es que en el flemón el pus no logra salir al exterior por lo que la zona se inflama y provoca mucho dolor, mientras que en la fístula el pus sale al exterior por un pequeño canal de drenaje, por lo cual la zona no se inflama y normalmente no provoca mucho dolor, si bien esto no soluciona por sí mismo el problema de la infección. Para curar la fístula hay que encontrar la causa y tratarla, de lo contrario volverá a aparecer.