Cada verano, tanto en nuestro país como en otros países, ocurren cientos de accidentes en piscinas, tano privadas como públicas, algunos con mejor desenlace que otros pero la mayoría igual de peligrosos. Este año, a causa del Covid19, millones de familias se están preparando para afrontar los meses estivales pasando la mayor parte del tiempo posible dentro de sus hogares por lo que, no solo es normal que se vayan a llenar hasta el aforo permitido las piscinas de urbanizaciones y centros de ocio sino que, además, son muchas también las familias que han adquirido piscinas prefabricadas de sencilla instalación en terrazas y jardines. Es decir, que este año la prevención va a ser de vital importancia para evitar más accidentes.
Justo el año pasado tuve una torcedura de tobillo, que ni siquiera llegó a esguince, pero que me estuvo fastidiando durante mucho tiempo. De hecho, aún hoy en día, dependiendo del giro de tobillo que haga y de lo rápido que me mueva siento punzadas de dolor. ¿Y sabéis como me accidenté? En una piscina. No iba corriendo, no estaba jugando, solo estaba caminando al borde de la piscina cuando me resbalé y caí al suelo. Una pequeña caída que me ha traído un dolor que según los profesionales del centro de fisioterapia Avance, es muy posible que ya sea crónico, es decir, que me va a estar fastidiando ya para toda la vida.
Ellos fueron los que me comentaron el peligro de las piscinas y de la falta de mantenimiento de las mismas y desde entonces no puedo quitarme de la cabeza los números de muertes de niños, e incluso adultos, que se dan en estos espacios, por eso, y porque este año va a haber un mayor número de piscinas en todas las ciudades españolas (la mayoría de ellos sin socorrista) he creído conveniente explicar un poco qué podemos hacer para prevenir accidentes de todo tipo.
Prevención
He tenido la oportunidad de hablar con esta empresa de mantenimiento de piscinas en Madrid y además de darme muchos consejos han tenido la deferencia de compartir conmigo una inquietud que me parece muy razonable. Y es que resulta que a raíz de la noticia del ministerio de Sanidad que anunciaba que el baño en las piscinas estaría permitido con aforo limitado porque el color mataba al virus, son muchas las familias que se han puesto en contacto con ellos para preguntar qué máximo de cloro podían poner en sus piscinas. Y estas son las familias más razonables, las que llaman al profesional para preguntar, porque muchas otras echan directamente litros de cloro en sus piscinas privadas intentando prevenir el coronavirus sin saber que el daño que pueden causar a sus hijos es mucho mayor.
Un alto nivel de cloro en una piscina puede provocarnos irritaciones en la piel, ojos, daños en los dientes, e incluso problemas mayores como ataques de tos. Pero lo más preocupante es que ante una intoxicación por cloro podemos ver edemas pulmonares.
El nivel de cloro en las piscinas ha de ser el indicado, ni más ni menos, pues pensar que poniendo cloro de más podemos prevenir mejor el coronavirus puede traernos consigo problemas muy graves.
Otra sustancia que también suele encontrarse en el agua de las piscinas es la cloramina, un compuesto que surge de la reacción química entre el cloro y los fluidos orgánicos que añaden las personas al nadar, como saliva y orina. Esta sustancia puede provocar tos, alergia y asma, especialmente en niños pequeños, los que más suelen permanecer en el agua, y los que menos controlan sus esfínteres. Imaginad la cantidad de cloramina que puede haber en una piscina con exceso de cloro…
Por eso, el primer consejo que se ha de dar este año a quienes acaban de comprar una piscina prefabricada o a quienes ya la tenían y han pensado que sería una buena idea aumentar la cantidad de cloro en ella es: parad, los niveles de cloro de una piscina han de ser los adecuados, con eso sobra para matar al Covid19 y con los únicos que garantizan un buen estado de salud.
Otros accidentes
Y ahora ya, dejando a un lado el tema del coronavirus, veamos qué accidentes son los más comunes en las piscinas y cómo evitarlos:
- Asfixia por inmersión: la reanimación dependerá del tiempo que la persona ha estado inmersa en el agua. Para evitar esto hay que estar siempre atentos a los niños, e incluso evitar que se bañen solos si son muy pequeños aunque la piscina no les cubra.
- Traumatismos: Caídas por correr por el bordillo de la piscina y realizar actividades de riesgo dentro y fuera del agua. Hay que evitar que los niños y adolescentes corran alrededor de la piscina, un tobillo con dolor como lo que me pasó a mí puede ser el menor de los problemas.
- Cortes de digestión: Se producen cuando comemos bastante e inmediatamente nos metemos en el agua. Consisten en calambres y punzadas en el estómago principalmente junto con mareos. También pueden ocurrir cuando llevamos mucho tiempo al sol y entramos de golpe en el agua. Los cortes de digestión pueden acabar llevando a un ahogamiento si no conseguimos salir del agua a tiempo por eso es aconsejable esperar un poco antes de entrar al agua o, por lo menos, entrar poco a poco, reposadamente, y en zonas donde hagamos pie completamente.
- Problemas dermatológicos: quemaduras por el sol e irritaciones en la piel por el cloro. Hay que protegerse la piel con cremas solares de gran factor de protección. La irritación por cloro se evita muchas veces duchándonos inmediatamente después de salir de la piscina.
- Calambres en las piernas, pies o muslos: Tienen lugar cuando los músculos se agarrotan, son muy desagradables y pueden ser peligrosos si se producen dentro del agua. Para evitarlo, si pretendemos hacer algo de deporte dentro del agua, es conveniente calentar bien los músculos antes de acceder a la piscina.
- Nariz, boca u ojos irritados por causa del cloro. Cuando la irritación por cloro es frecuente lo mejor es hablar con nuestro médico de cabecera, él nos derivará a un dermatólogo o alergólogo según crea conveniente.