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Seguridad en carretera para bebés y niños pequeños

Una de las cosas que más miedo me da es ir con mi hijo en coche a cualquier parte. La idea de tener un accidente aparatoso o un simple golpe que pueda perjudicarle me tiene totalmente horrorizada y no puedo evitarlo, sobre todo al comprobar el gran número de niños pequeños que salen de un accidente con graves secuelas o, directamente, no salen. Pero lo que más me indigna es que los adultos, ya seamos padres, tíos o abuelos, no tenemos la información necesaria para prevenir esos problemas.

Si entras en Internet a buscar información te tipas con miles de webs que, para colmo, dicen cosas desfasadas e incluso erróneas. Obviamente lo primordial es mirar en la RACE para comprobar cuál es la ley vigente pero es que en este caso no se trata tanto de la ley sino de todo lo que podamos hacer para mantener a nuestros hijos seguros.

Es como en la prevención de riesgos laborales: hay una ley que toda empresa cumple para que nadie pueda denunciarla, una ley que probablemente será buena pero que deja vacíos importantes y sólo las empresas realmente concienciadas son las que llenan esos vacíos poniendo aún más seguridad que la que es estrictamente necesaria. En otras palabras, que esa ley establece unos mínimos de seguridad que las empresas cumplen para evitar sanciones pero, en realidad, esa seguridad puede ser mucho mayor.

En esto ocurre exactamente lo mismo y si haces caso a todo lo que dicen te puedes volver loca. Por un lado, entramos en la RACE para ver la legalidad, y por otro, entramos en todas las webs sobre bebés para comprobar qué más podemos hacer. Conclusión: muchas ideas y ninguna base sólida que nos tranquilice mínimamente.

El estado de las carreteras tampoco ayuda

Ahora bien, lo más indignante no es esto, lo peor es que el estado de nuestras carreteras y autovías deja mucho que desear, lo que provoca un mayor número de accidentes y que el coche vaya dando tumbos por culpa de baches, hoyos y desperfectos en la calzada. ¿Sabéis qué provoca eso? Que el bebé, que en ocasiones no tiene ni un mes de vida, vaya dando saltitos en su silla y que un movimiento un poco más brusco de lo normal en su cuello o espalda le pueda provocar serios daños que, en ocasiones, son crónicos.

Para empezar lo que deberían hacer es plantear un presupuesto que verdaderamente se gaste en rehabilitar ciertas carreteras, pero que lo hagan de verdad. El año pasado, en el pueblo de mis padres (una pequeña localidad de Toledo), el Ayuntamiento invirtió un dineral en mejorar todos los accesos al municipio así como ciertas vías y calles dentro del mismo que estaban en mal estado. Lo recuerdo perfectamente porque me llamó la atención que un pueblo tan pequeño pudiera permitirse algo así y que luego hayan ciudades más importantes o comunidades enteras que cuentan con carreteras que dejan mucho que desear. Los camiones y obreros de esta empresa de seguridad vial estuvieron en el pueblo durante medio año, y de ese trabajo nacieron hasta buenas amistades, como la de mi padre con un obrero que instalaba este tipo de barreras de seguridad en carreteras e incluso una bonita historia de amor que ha creado una nueva familia residente en la localidad. Es decir, que si se quiere, se puede hacer.

Obviamente esta no es la única deficiencia en la que debería invertir nuestro Gobierno, pero es una muy importante que, cuando no es demasiado escandalosa, se deja de lado. Es lógico que si hay un hoyo enorme en una autovía se arregle inmediatamente, pero cuando hablamos de desperfectos aparentemente más pequeños o de carreteras segundarias… la cosa cambia.

Los niños siempre detrás, o casi siempre

Los niños de estatura igual o inferior a 135 centímetros deben utilizar sistemas de retención infantil y ocupas los asientos traseros, aunque no siempre: si el vehículo no dispone de asientos traseros o estos se encuentran ocupados por otros menores de edad en las mismas condiciones o si, simplemente, no es posible la instalación en todos los asientos de los sistemas de retención porque el coche es pequeño y no caben las sillas, el menor sí podrá sentarse delante con una silla homologada y adaptada a su altura y peso.

La pregunta del millón que solemos hacernos todos los padres llegados a este punto es ¿sillas instaladas a favor o en contra de la marcha?

En el mercado español hay sillas que pueden ser instaladas tanto a favor como en contra de la marcha y debemos hacer siempre caso a las instrucciones del fabricante para saber cuál es la mejor opción. Ahora bien, a la hora de seleccionar un modelo u otro nos planteamos qué será lo que aportará mayor seguridad a nuestro hijo.

En teoría, ante un choque frontal, una silla a contramarcha protege mejor, sin embargo este tipo de choque es sólo un tipo ya que también nos pueden dar un golpe lateral o por la parte trasera del vehículo. Por este motivo es por lo que no hay una norma en la que todos los expertos estén completamente de acuerdo y ya queda a designio paternal o maternal optar por una de las dos opciones.

Tras leer mucho, mi recomendación es que se usen las sillas a contramarcha siempre que sea posible y pasar a las que van instaladas a favor de la marcha cuando el niño sea demasiado alto como para que sus piernas quepan cómodamente yendo al contrario. Normalmente a partir del año y medio ya debemos pasar a una silla que se instala en favor de la marcha. Pero lo más importante, en todos los casos, es comprar una silla segura, comprobar que no hay holgura en los enganches ni en el movimiento del niño y seguir todas y cada una de las normas de instalación del fabricante y, si hay algo que no encaja o en lo que tienes dudas, no uses la silla, cámbiala por otra que se adapte a tu modelo de vehículo.

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