A medida que envejecemos, nuestros dientes y encías experimentan varios cambios que pueden afectar a la salud bucal. Estos cambios son el resultado de una combinación de factores naturales de envejecimiento, hábitos de vida, y condiciones médicas subyacentes. A continuación, te describimos los principales cambios que ocurren en los dientes y las encías con el paso del tiempo.
- Desgaste del esmalte: el esmalte dental es la capa protectora más externa de los dientes y es el tejido más duro del cuerpo humano. Sin embargo, con el tiempo, el esmalte se desgasta debido al uso constante y a la exposición a alimentos y bebidas ácidas. Este desgaste puede hacer que los dientes sean más susceptibles a las caries y la sensibilidad dental.
- Decoloración: a lo largo de los años, los dientes pueden volverse más amarillos o marrones. Esta decoloración se debe en parte a la acumulación de manchas superficiales de alimentos, bebidas (como café, té y vino tinto), y el tabaco. Además, el esmalte dental tiende a adelgazarse con el tiempo, lo que puede hacer que la dentina, que es más amarilla, sea más visible.
- Recesión de las encías: las encías pueden comenzar a retroceder con la edad, un proceso conocido como recesión gingival. Esta recesión expone las raíces de los dientes, que no están protegidas por esmalte y son más vulnerables a las caries y la sensibilidad. La recesión de las encías también puede ser causada por enfermedades periodontales, que son más comunes en personas mayores.
- Mayor riesgo de caries: las personas mayores pueden ser más propensas a desarrollar caries, especialmente alrededor de las viejas obturaciones y en las raíces expuestas debido a la recesión de las encías. La caries radicular es una preocupación particular en adultos mayores y puede ser más difícil de tratar.
- Enfermedad periodontal: las enfermedades periodontales, como la gingivitis y la periodontitis, son más prevalentes en personas mayores. La gingivitis es una inflamación de las encías que puede progresar a periodontitis si no se trata, lo que puede llevar a la pérdida de hueso y dientes. Esta condición empeora por factores como la acumulación de placa, el tabaquismo y ciertas enfermedades sistémicas como la diabetes.
- Sensibilidad dental: la sensibilidad dental aumenta con la edad debido al desgaste del esmalte y la recesión de las encías. Los dientes pueden volverse más sensibles a temperaturas extremas y a ciertos alimentos y bebidas.
- Dientes más frágiles: con el tiempo, los dientes pueden volverse más frágiles y propensos a fracturas. Esto se debe a la acumulación de microfisuras y la pérdida de mineralización. Las personas mayores también pueden experimentar dientes astillados o rotos con mayor facilidad.
- Cambios en la mordida: la pérdida de dientes y el desgaste de las superficies de los dientes pueden alterar la mordida y la alineación dental. Estos cambios pueden perjudicar la forma en que masticamos y hablamos, y también pueden llevar a problemas en la articulación temporomandibular (ATM).
- Sequedad bucal: la producción de saliva puede disminuir con la edad, una condición conocida como xerostomía o sequedad bucal. La saliva es esencial para neutralizar los ácidos en la boca, limpiar los dientes y comenzar el proceso de digestión, por lo que su ausencia puede aumentar el riesgo de caries, infecciones bucales y dificultades para tragar.
Cómo prevenir y evitar estos cambios.
Prevenir y evitar los cambios en los dientes y las encías relacionados con la edad, así como la pérdida de piezas dentales, requiere una combinación de buenos hábitos de higiene bucal, una dieta saludable, y atención dental regular:
- Higiene bucal rigurosa:
- Cepillado: cepillarse los dientes al menos dos veces al día con una pasta dental con flúor es fundamental, ya que el flúor ayuda a fortalecer el esmalte dental y prevenir las caries. Por otra parte, recomendamos utilizar un cepillo de dientes de cerdas suaves para evitar el desgaste del esmalte y la irritación de las encías.
- Hilo dental: usar hilo dental diariamente ayuda a eliminar la placa y los restos de alimentos de entre los dientes y debajo de la línea de las encías, justo donde el cepillo no puede llegar.
- Enjuague bucal: un enjuague bucal antiséptico puede ayudar a reducir las bacterias en la boca y refrescar el aliento, y si es con flúor mejor porque así también ayudamos a fortalecer los dientes.
- Dieta saludable:
- Reducir el consumo de azúcar y alimentos ácidos: limitar los alimentos y bebidas azucaradas y ácidas ayuda a prevenir la caries dental y la erosión del esmalte, puesto que, las bebidas como los refrescos, zumos de cítricos y el vino pueden desgastar el esmalte dental.
- Alimentos ricos en calcio y vitamina D: consumir productos lácteos, verduras de hoja verde, almendras y pescados ricos en omega-3 ayuda a fortalecer los dientes y los huesos.
- Hidratación: beber suficiente agua ayuda a mantener la boca hidratada y a eliminar los restos de alimentos y bacterias.
- Visitas regulares al dentista:
- Chequeos y limpiezas: visitar al dentista cada seis meses para chequeos y limpiezas profesionales es crucial para prevenir problemas dentales y tratar cualquier problema en sus etapas iniciales.
- Detección temprana de problemas: los dentistas pueden detectar caries, enfermedades de las encías y otros problemas dentales antes de que lleguen a peor puerto, lo que permite un tratamiento más efectivo.
- Evitar hábitos nocivos:
- No fumar: fumar está asociado con un mayor riesgo de enfermedad periodontal y pérdida de dientes, además de muchísimos otros efectos negativos en el cuerpo. Dejarlo es la mejor opción tanto para la salud dental como para la del resto del cuerpo.
- Moderación en el consumo de alcohol: el alcohol puede favorecer la sequedad bucal y la caries dental, así que ojito con las copitas en exceso.
- Cuidado de las encías:
- Masajear las encías: masajear suavemente las encías durante el cepillado puede mejorar la circulación, manteniendo las encías saludables y, por tanto, más fuertes.
- Tratamiento de la enfermedad periodontal: si se desarrolla una enfermedad de las encías, es importante no dejarla de lado (que es lo que suele pasar) y seguir el tratamiento recomendado por el dentista, que normalmente incluye limpiezas profundas y alguna medicación.
Siguiendo estas medidas, es posible mantener una buena salud bucal a lo largo de la vida, reducir el riesgo de pérdida de dientes y manejar eficazmente cualquier problema dental que pueda surgir.
Afrontar la pérdida de dientes:
En el caso de que suframos la pérdida de alguna o varias piezas dentales a causa de alguna enfermedad periodontal que no hayamos tratado a tiempo o que, debido a la edad, nuestras encías ya no aguanten más, no debemos temer. Gracias a los avances de los que disponemos hoy en día, tenemos varias opciones para darle solución y estas son las siguientes:
- Implantes dentales: los implantes dentales son una solución duradera para reemplazar los dientes perdidos, según nos recomiendan nuestros amigos de la Clínica Dental Víctor del Canto. Consisten en raíces artificiales de titanio que se insertan en el hueso maxilar, sobre las cuales se coloca una corona dental.
- Puentes dentales: los puentes dentales reemplazan uno o más dientes perdidos y se sostienen por los dientes adyacentes.
- Dentaduras: las dentaduras parciales o completas son una opción para quienes han perdido múltiples dientes. Deben ajustarse y limpiarse regularmente para evitar problemas tanto de higiene como de masticación.
Mantenimiento y revisión de prótesis dentales:
- Cuidado regular: las prótesis deben limpiarse a diario y recibir revisión periódicamente por un dentista para asegurar un ajuste adecuado y prevenir infecciones o daños adicionales en los tejidos bucales.