Hace poco que fue mi treinta cumpleaños vengo a contaros porqué decidí hacer un cumpleaños fuera de lo normal. Puedes pensar que es porque me está empezando a dar la crisis de los treinta, pero esto está muy alejado de la realidad, la edad no está reñida con la creatividad y mucho menos con la diversión.
Antes de contaros cómo planeé, organicé y celebré mi fiesta de cumpleaños quiero hablaros un poco sobre mí. Sin ánimos de parecer orgulloso, me gusta pensar que soy una de esas personas a las que no les han regalado nada en la vida. Pienso que esto es así porque mis padres no podían para meterme a estudiar en prestigiosas escuelas en las que conseguir trabajo rápidamente. La mejor herencia que me dejaron mis padres fueron mis estudios, ellos siempre me animaron a estudiar. Y cuando suspendía o no salían las cosas como planeaba, ellos siempre estuvieron a mi lado para apoyarme.
Al acabar la carrera de Derecho vagué por un par de despachos de abogados para aprender la profesión, y entonces aprendí algo muy importante. Que en la vida para ganar dinero y vivir mejor tienes que ser tu propio jefe. Así que cuando tuve unos pocos clientes, alquilé un pequeño despacho y me convertí en mi propio jefe.
Y no me puedo quejar, hace cuatro años desde que comencé a ser mi propio jefe, y he conseguido suficientes clientes para ganarme una independencia económica. Aunque tampoco me he olvidado de mis humildes orígenes, y sigo manteniéndome como abogado integrante de justicia gratuita. Este trabajo me ha dado unos beneficios que no hubiera esperado obtener con tanta rapidez.
Porqué organicé un fiestón para mi trigésimo cumpleaños
Pues bien, ahora que sabéis algo sobre mi puedo deciros que hacía muchos años que mis cumpleaños se basaban en salir a cenar, tomar una copa y luego salir un pub. Es algo relativamente económico, ya que cada uno se paga lo suyo, excepto la primera ronda de chupitos. Pero lo mismo siempre cansa.
Por eso decidí organizar un plan infalible para disfrutar con mis amigos y familia de un fin de semana inolvidable. Un día tomando algo con mis dos mejores amigas tuvimos una idea genial, alquilar un local en Barcelona durante un fin de semana para organizar un cumpleaños con la familia y los amigos.
Había muchas buenas ideas que quería llevar a cabo, fiestas de disfraces, barbacoa, fiestas en barco, y como no un momento íntimo con la familia. Todo eso podía realizarlo con mis diferentes grupos de amigos. Y empecé a organizar un plan maestro, en el que durante tres noches y dos días realizásemos todos los planes.
Alquilamos un local bastante amplio, con piscina y no muy lejos de la ciudad. En el jardín montamos unas tiendas de campaña con cómodos colchones, y para las comidas contratamos a empresas de catering, cada una especializada en un tipo de comida diferente, lo que fue todo un acierto.
La fiesta duraría de viernes por la noche hasta el domingo a mediodía. El viernes por la noche celebramos una fiesta de máscaras, en la que cada uno tenía que ir disfrazado y con una máscara. Al día siguiente alquilamos un barco y nos juntamos los amigos y la familia a pescar tranquilamente, y por la noche barbacoa con lo pescado y fiesta en el local. Al día siguiente era el turno de la familia, y sinceramente fue de los mejores momentos que pasé durante el fin de semana, ya que no hay nada como ver a la familia feliz reunida en torno a una mesa.
El local quedó bastante tocado, y había que entregar las llaves con todo limpio y preparado para que el siguiente cliente entrase el lunes., por eso decidí contratar a Eurobrill, una compañía que se dedica a los servicios de limpieza en Barcelona, y que dispone de logística propia, lo que es perfecto para intervenciones rápidas como la que requeríamos.
En conclusión, mi cumpleaños fue una celebración que nunca olvidaré, y mis amigos y mi familia tampoco. La lección que aprendí durante estos años trabajando duro es que el esfuerzo se recompensa de una manera o de otra, como en mi cumpleaños.