Hace unos 5 años, estando ya mis padres jubilados, decidieron cambiar su casa en la capital para vivir más relajados en la costa. Vendieron su pisito en Madrid y se compraron una casita pequeña en la costa de levante cosa que a mí me parecido todo un acierto porque mientras puedan valerse por sí mismos deben disfrutar de todo aquello que mientras trabajan no pudieron. Sin embargo, mis hijos los necesitan cerca, y es muy complicado verlos a menudo. Por eso he me puesto en contacto con la inmobiliaria que les ayudó a ellos a encontrar piso, esta agencia inmobiliaria en Torrevieja.
Mi marido y yo hemos decidido darles una sorpresa. Desde ayer, 6 de marzo, y hasta el día 1 de junio, nos hemos propuesto buscar, comparar y decidirnos por un apartamento en Torrevieja, cerca de la casa actual de mis padres (no nos llega el sueldo para una casita individual, jejeje) y vamos a confiar en Azul Hogar como lo hicieron ellos porque salieron muy contentos de todo el proceso de compraventa con esta inmobiliaria.
No le vamos a decir nada a los niños, y en julio, que es cuando tenemos vacaciones los dos, nos iremos a pasar allí nuestros primeros 20 días en Torrevieja, y luego aprovecharemos cada puente que acumulemos o días libres para ir a nuestro nuevo apartamento en la playa. De viajar nos vamos a tener que olvidar, al menos, durante 5 o 6 años, pero creo que merece la pena porque los expertos dicen que es muy sano que los niños convivan con sus abuelos, o los vean a menudo, y de no ser así hay estudios que demuestran carencias emocionales en los pequeños.
Además, para los abuelos también está siendo un calvario. No se arrepienten de haberse ido a disfrutar de su jubilación a la costa ni mucho menos, saben que se lo merecen y que es lo mejor que podían haber hecho para su salud porque ahora dan largos paseos por las tardes, con la caída del sol, van a la playa cuando hace buen tiempo y nadan mucho… Para ellos es una situación ideal, pero echan de menos a sus nietos. Es normal, quieren estar con los peques y disfrutarlos ahora que pueden.
Además, todos sabemos que cuando los abuelos están cerca de los niños se acaban convirtiendo en un pilar fundamental para ellos, tanto por consejos como educación y respeto. Por ejemplo, mi hijo pequeño, que adora el futbol, siempre está deseando que llegue el verano para ir a visitar a los abuelos porque mi padre, que es un consentidor, se instaló una pequeña portería en la parte trasera de la casa y mientras que él se pone en la portería (por eso de no morir en el intento intentando seguir el ritmo de mi hijo), el pequeñajo lanza balones a tutiplén contra la portería, e incluso a veces los oigo radiofonar los goles como si fuera un partido retrasmitido por la televisión o la radio. Lo pasan bien, y se necesitan.