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Beneficios de acudir a un centro de día

Con el paso de los años, los tiempos y la estructura de la sociedad han cambiado. Antes, por normal general, las mujeres solían quedarse en casa al cuidado de los hijos para realizar las labores propias del hogar y, cuando llegaba el momento, para hacerse cargo también de sus padres o suegros, es decir, del cuidado de los mayores.

En la actualidad, como decimos, esto ha cambiado. La mujer se ha incorporado al mundo laboral como los hombres, y además la aportación de su sueldo en casa es muy importante. Si unimos esto a la situación de crisis en la que cualquiera de los dos miembros de la pareja puede quedarse en paro con facilidad, es conveniente que ninguno de los dos abandone su empleo.

Ante esto, se plantea un creciente problema: ¿qué hacer con nuestros mayores? En tiempos de bonanza, muchas familias podían permitirse la contratación de una persona para hacerse cargo de los ancianos, pero dependiendo de la situación no resulta tan fácil, ya que muchos de ellos no pueden siquiera estar solos y necesitan de alguien que los cuide en sus domicilios con carácter de interno o que sean más de un cuidador que se turnen. Se trata de algo complicado de sostener con las pensiones cada vez más a la baja de nuestros mayores, por lo que otra solución, y una de las más recurrentes, es acogerlos en nuestras casas.

En este caso, entre todos podemos arrimar el hombro para cuidarlos y reducir costes también. Por ejemplo, si necesita de dos cuidadores, solo contrataremos a uno en caso de que nosotros podamos pasar la otra mitad de la jornada en casa. Además, los mayores pueden colaborar con su pensión en los gastos del hogar.

Las personas tenemos cada vez una mayor esperanza de vida en los países desarrollados, por lo que muchas veces nuestros mayores son mayores cuando nosotros tenemos ya también una edad algo avanzada y menor fuerza para hacernos cargo de ellos. Es por esto que una buena opción para descargarnos de tanto trabajo es elegir una residencia geriátrica en Barcelona, como por ejemplo Benviure, que cuenta con un gran número de este tipo de centros.

Las residencias de ancianos de España y del mundo son muy beneficiosas para nuestros mayores. No es necesario que ellos vivan allí; en muchas residencias geriátricas comienzan ya a aceptar a personas por horas, o incluso por temporadas, como pueden ser las vacaciones familiares, durante un viaje que tengamos que hacer por trabajo y no podamos cuidar de ellos, un tiempo en el que nosotros nos encontramos enfermos y no estamos con fuerza para cuidarlos… Las opciones son cada vez más amplias.

Para los cuidadores existen muchos beneficios. Bien es sabido que el porcentaje de familias desestructuradas debido al cuidado de mayores enfermos, por ejemplo, de alzheimer, es mucho mayor que el de otros hogares. La dedicación a ellos resta tiempo al cuidador de estar con su pareja, hijos, tener sus momentos de ocio… Es muy difícil, y compaginarlo con un trabajo, tanto dentro como fuera de casa puede minar a un cuidador. Por lo que una ayuda es de lo más conveniente en estos casos para servir como desahogo.

Asimismo, los beneficios de optar por un centro de día o una residencia geriátrica no repercuten solo en los cuidadores, sino también en los propios mayores o enfermos. Cuando decidimos apuntarlos a este tipo de centros, sabemos que se van a dedicar exclusivamente a su bienestar, prestándoles más atención de la que muchas veces podemos nosotros darles en casa. Se trata del trabajo de los empleados de allí, que normalmente es vocacional.

Además, los profesionales del sector son gente especializada en este tipo de cuidados, por lo que conoce mejor que nosotros las necesidades de los que allí acuden. Desde saber ayudarlos a moverse mejor en la cama para asearlos hasta unas pautas para dirigirse a ellos.

Por otro lado, organizan muchas actividades que son beneficiosas para nuestros mayores y que pueden alargarles la vida o incluso mejorar la calidad de esta. Por ejemplo, realizan ejercicios de fisioterapia, talleres para mejorar su capacidad cognitiva, así como estimular su cerebro con otro tipo de actividades relacionadas con las manualidades, como pueden ser la cestería o el punto.

Como vemos, debemos perder el miedo o la creencia de que si llevamos a nuestros mayores a un centro de día o a una residencia geriátrica es porque no queremos hacernos cargo de ellos o porque somos unos despegados; al contrario, probablemente les estemos dando una mejor calidad de vida y estemos haciéndoles un favor al no conformarnos solamente con los cuidados no profesionales que les damos en casa. No debemos confundir el amor por ellos con los cuidados que necesitan.

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